Capítulo 8- Strangers in the
Night
Yoru se metió las manos en los bolsillos rebuscando en el
interior, tenía unos caramelos dentro, tal vez no estaba
muy bien habérselos robado a aquel chico después de
encima morderle… pero eran bonitos, aunque ya no les encontrase
el placer a comérselos. Alzó la vista suspirando.
Todos los días eran lo mismo, lo mismo aburrido… por
eso mismo hoy había decidido explorar otra zona de la ciudad,
aunque tenía tanto miedo que no se lo creía ni él.
No era la primera vez que se encontraba con vampiros… todos
mayores que él, que ni lo miraban… eso sólo
en la mejor de las ocasiones, normalmente el caso no era tan bueno….
Aceleró el paso como quien no quiere la cosa y caminó
al lado de un chico que pasaba, un poco más atrás
que él. Como quien va acompañado, aunque no fuera
el caso. Por suerte seguro no lo notaba. Lo tocó con la mano
al andar y la apartó de golpe espantándose al arruinar
el plan.
Nebel lo miró sorprendido, y sonriendo luego al ver cómo
se apartaba, acercándose él y tomándole la
mano, como si llevaran tiempo de conocerse. – “¿Qué
hace un chico como tú en un lugar como este? ¿Por
qué tan sólo?” Hay muchas frases cliché
que hubiesen sido más directas que sólo golpearme.
-Ah… pero yo no quiero ligar contigo!- sacudió la
mano un poco como si se le hubiera pegado con super glue en vez
de sujetársela sólo. Lo cierto es que le había
agradado el contacto, pero también le había sorprendido
demasiado. Se la guardó en el bolsillo y lo miró de
soslayo, enrojeciendo, con el ceño fruncido pensando en hacer
que le obedeciese por haberse metido con él. Aún así,
se quedó a su lado esperando que anduviese de nuevo para
seguir caminando –Hum…. ¿vas por aquí?
- Sí, voy por aquí, ¿quieres venir conmigo?
– le peguntó, sonriendo un poco ante su rojez. –
Y ¿qué hacías entonces? ¿Le huías
a alguien? O ¿te caí mal?
-Qué no te pegué… que sólo me tropecé…-
protestó necio y extendió la mano como quien no quiere
la cosa hacia él de nuevo –Así…- le pegó
de nuevo y se la agarró con fuerza, acercándose a
su brazo un poco -¿Dónde vas?
El rubio observó cómo se sujetaba, pero sin separarlo,
metiendo la otra mano en su bolsillo. – Voy a un club, de
vampiros, ¿sabes lo que es?
-No sé…- Yoru se rió bajando un poco la cabeza
para que no le fuese a ver los colmillos y se sacó la otra
mano del bolsillo mostrándole los caramelos -¿Los
quieres? Son bonitos…
- Gracias, la mayoría de la gente los busca por su sabor...
- los aceptó con una sonrisa, aunque no solía comer
muchos caramelos. – Es un club, al que muchos van a fingir
que son vampiros, otros van por otras razones, y otros simplemente
porque les gusta. – le explicó, pensando en Andrei
por un momento.
-Y ninguno es un vampiro de verdad…- susurró el rubio
jugando con sus dos manos en la del rubio pensando en Kanki, aunque
no tuviera nada que ver con lo que hablaban -¿Por qué
vas?
- Espero conocer uno de verdad. Aunque a decir verdad, hoy tengo
una cita... – confesó, sin preocuparse mucho. Le parecía
simpático. Bajó la vista un momento, observando cómo
jugaba. – Tus manos.... están muy frías.
-¿Ah sí?- lo miró a los ojos tocándose
la cara con una, sin notar nada especial –No tengo frío…
¿tienes una cita?- cambió de tema de pronto -¿Con
tu novio?
- ¿Novio? ¿Cómo sabes que no es novia? –
lo miró, alzando una ceja. – No, es sólo una
persona que conocía ayer, le prometí que volvería
hoy. Y deberías usar guantes.
-Pero que no tengo frío…- se rió preguntándose
de pronto si estaba frío por ser un vampiro y pensó
en Kanki. Se quedó serio mirando al rubio –No me gustan
las niñas, yo también tengo novio… - mintió
además ignorando que el rubio había dicho que no era
su novio.
- Pero yo no. – le recordó, mirándolo sin poder
evitar sonreír un poco. - ¿No se pondrá celoso
tu novio de que estés aquí conmigo?
-Ojalá…pero como era mentira…- susurró
girándose bajo su brazo y rodeándose tras el cuello
con él sin soltarle la mano, pensando muy serio –Debería
ser mi novio… pero nunca volvió… aunque me lo
prometió…- se mordió el labio inferior bajando
la cara y pegándose más a aquel extraño, le
daba igual. De todos modos, siempre iba por ahí buscando
el cariño de cualquiera.
- Tal vez no ha podido volver aún ¿no lo crees? –
comentó, a pesar de que no comprendía realmente de
qué hablaba ni para qué le mentía, pero no
podía hacer otra cosa y menos con la forma de pegarse del
chico.
Lo miró a los ojos con los suyos un poco empañados
–Pero ahora ya no le voy a gustar…
- ¿Por qué no? – lo observó, absteniéndose
de bromear al ver lo serio que estaba.
-Porque me dijo que sería mi novio cuando fuese mayor…
y ahora él… tendrá… veintidós años…
y yo no…
- Bueno, pero él debió saber eso cuando lo prometió.
La gente no deja de crecer sin importar lo que prometa. –
lo miró, preguntándose si analizaba lo que decía
y sonriendo luego. – El hombre al que voy a ver, es mayor
que yo.
-Pero no es más pequeño…- le reprochó
aunque sin pensar que el rubio sí, por lo tanto, pero no
era lo mismo… o al menos no en su mente, cuando imaginaba
a Kanki como un chico de veinte años y a su lado él…
con ese cuerpo de adolescente…. Lo miró desde abajo
sujetándole la mano y pensando en llevárselo con él,
no se controlaba nada bien… pero no quería que no pudiese
encontrarse con su novio.
Se quedó parado ante la puerta del local aquel, pensando
que si no se iba, acabaría por morderle, indeciso…
porque le agradaba que lo acompañase. Sintió de pronto
la presencia de otro como él y le soltó la mano echando
a correr asustado.
- Oye.... – Nebel se giró, sonriendo sorprendido,
y pensando que era muy extraño, y se dirigió hacia
la entrada del local, pasando al lado del albino que se había
quedado detenido junto a la puerta. Sus ojos celestes aún
fijos en la calle, a pesar de que el rubio ya no se podía
ver. Le había parecido... pero no podía ser él,
no podía estar allí
Kanki suspiró, conteniendo el deseo de echar a correr en
su dirección, y probablemente asustar a un chico desconocido,
sin motivo alguno. Incluso si era él, si por casualidad se
encontraba cerca, no era justo buscarlo.
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