Capítulo 94
Sentenced to Life
Aziel se despertó, sintiendo la calidez del cuerpo de Kan
a su lado. Se había quedado con él toda la noche después
de todo. Se preguntaba por qué no lo habrían ido a
buscar, pero lo cierto es que no le interesaba mucho y se alegraba.
Abrió los ojos dorado, alzando el rostro para recorrer el
de Kan con una mirada amorosa y le pasó las yemas de los
dedos por la mejilla, apartando un poco el cabello.
-Hola…- Kan le sonrió, apretándose más
contra él y escondiendo la cara en su pecho, pasando la mano
por las plumas negras de una de sus alas -No han venido a buscarme…
tal vez Jaken sensei quiere que estemos juntos- aventuró,
apoyando la otra mano contra su pecho -Tal vez no es tan malo…
no lo parece…
- No creo que esa sea la razón. – contestó
el ángel/demonio recordando lo que había visto el
día anterior., y pasándole una mano por el rojo cabello.
– Pero no me importa, yo quería que te quedaras conmigo
– señaló, bajando la voz cada vez más,
enrojeciendo un poco.
-Yo también quería quedarme…- el pelirrojo
se volvió de frente en la cama extendiendo una mano hacia
arriba y abriéndola sin pensar demasiado en nada girándose
de nuevo de medio lado para abrazarlo -Mi hermano me dijo en sueños…
que un semidemonio es más fuerte que un demonio- lo miró
a los ojos, examinando el brillo dorado de estos -Tú deberías
de ser más fuerte que Shiryou…
Aziel lo observó intrigado, preguntándose si eso
sería cierto. No le parecía hasta el momento, más
bien se sentía bastante impotente frente a él, y eso
lo humillaba, no quería reconocer algo así. Endureció
la mirada, pronunciando las palabras con determinación. –Lo
seré y lo derrotaré y saldremos de aquí.
-Vale- Kan sonrió ante lo rotundo de su forma de hablar,
había dicho aquello como si fuera un hecho probado o una
profecía -Fuera encontraremos a alguien que nos diga si es
verdad que los ángeles no crecen … - dijo en tono apagado
como un susurro, aún le preocupaba eso. De hecho, jamás
dejaría de preocuparle -pero mi hermano dice que no se hacen
mayores… ni tampoco los demonios…
Aziel le pasó una mano con suavidad por el cabello, notando
la preocupación, tanto en su voz como en su rostro. –
Yo siempre voy a estar contigo y te seguiré a donde vayas
– le susurró al oído, rodeándolo un poco
con un ala.
-Pero yo no me quiero hacer mayor si tú no te haces…
aunque tampoco me quiero quedar así de pequeño…-
susurró, más bien pensando en alto y pasando los labios
por las plumas negras haciéndose cosquillas con ellas -Tal
vez si me hiciese como el doctor Jaken … dentro de unos años…
Así podría estar contigo eternamente…
- No digas eso! – exclamó de pronto, sólo porque
dijese que quería ser como el doctor Jaken, bajando el rostro
de nuevo, seguro de que lo asustaba. – No,.....estarías
muerto...y tendrías que alimentarte de otros seres. –
alzó la vista de nuevo, de forma algo tímida, acariciándole
el rostro y mirando hacia la pared de pronto, deseando hacerlo sentir
mejor. – Encontraremos otra manera. Ya encontraremos la manera
de estar juntos para siempre. Te haré feliz. – lo miró
de nuevo, nervioso, sentándose luego, con las piernas cruzadas
frente a sí, y mirando hacia abajo, murmurando casi como
si debatiera consigo mismo. – Hay algo que quiero decirte,
pero no debo, y aún así, creo que deberías
saberlo.
Kan se sentó frente a él, aunque aún un poco
sorprendido por que hubiese alzado la voz así. De todos modos,
siendo como era, también se alimentaba de otros seres ¿no?
Pero decidió no decir nada, cogiéndole la cara con
ambas manos y levantándosela para que lo mirase -Puedes decirme
lo que quieras… - se arrodilló en la cama abrazándolo
y sentándose de nuevo, cogiéndole una mano y jugando
con sus dedos.
- No, no puedo, me ha sido prohibido. Así que no puedo decirte.
– sentenció de manera seria y pensativa a la vez, e
inclinándose de pronto para abrir un cajón en la mesita
de noche. Sacó una hoja de papel y un lápiz, cosas
que en realidad casi nunca usaba, le bastaba con su propia mente.
Le dio la espalda, escribiendo en él y girándose de
nuevo. Tu hermano no está muerto, y no está dentro
de ti. He visto su cuerpo y sé donde está, pero Jaken
sensei me dijo que lo mataría si te decía le extendió
el papel con este mensaje, señalando con gesto aún
más serio. – No te he dicho nada y no debes comentar
lo que he escrito.
Kan se quedó mirando el papel rompiéndolo inmediatamente
para que no fueran a descubrirlos con el corazón golpeando
con fuerza en su pecho ¿Cómo era eso posible? ¿Y
cómo podría Jaken sensei hacer algo tan horrible?
Miró a la cama apretándose una mano con la otra nervioso
-¿Dónde?- preguntó de pronto mirándolo
a los ojos.
-En la habitación contigua a donde estabas antes, cuando
te lastimaron. – le contestó solemnemente, mirándolo
a los ojos y colocando su mano sobre las suyas de pronto.
-Voy- dijo levantándose y colándose las zapatillas
en los pies bastante nervioso y con una sensación extraña
en el pecho, soltándole la mano -Tú no vengas…
te meterás en un lío por mi culpa- le sonrió,
a pesar de lo nervioso y lo extrañamente mal que se encontraba.
- Voy contigo. – decidió, poniéndose de pie
tras él, sin siquiera molestarse en calzarse por su parte.
– Si te descubren, de todas maneras sabrán que fue
mi culpa.
-Eso es verdad … pero…- Kan se llevó la mano
al pecho estrujando la camiseta blanca -Vale… tengo miedo…-
dijo confesando finalmente y abriendo la puerta observando a hurtadillas
por ella que no hubiese nadie en el pasillo y agarrando la mano
de Aziel, entrelazando los dedos con los suyos y apretándola
un poco -No sé llegar…- susurró de pronto.
- Vamos.... yo te protegeré – prometió, apretando
su mano de vuelta y guiándolo sin explicar que él
sí sabía el camino, pero dando por hecho que Kan lo
comprendía. Lo único que esperaba era que no fuese
a surgir una dificultad y Kan dejase salir a Kitazaki. Así
le resultaba demasiado difícil protegerlo, le atemorizaba
el poder hacerle daño.
El pelirrojo lo siguió por los pasillos entrando de nuevo
en aquella habitación oscura en la que había estado
acostado en la camilla y miró alrededor buscando una puerta
sin hallar alguna -Ahí…- dijo al localizarla por fin
acercándose a ella. Parecía una puerta normal después
de todo, sólo que metálica. Apoyó la mano en
el pomo con algo de recelo y lo giró de golpe notando que
no se abría -Está cerrada…- susurró poniéndose
de puntillas para observar por el cristal que había en la
parte superior pero tan sólo se veía oscuridad, apenas
era capaz de vislumbrar una ligera luminosidad rojiza al fondo.
- Allí está, lo sé. – Aziel corroboró,
planteándose el intentar abrir la puerta de todos modos y
luego desistiendo, así sólo lograría que los
descubriesen. Alzó la mano, dejando salir una ligera llamarada
de luz para iluminar, pegándola al vidrio con cuidado de
no tocar a Kan con ella.
Kan se agarró con fuerza al cristal, al ver a su hermano
suspendido en aquel recipiente, rodeado de cables y tubos que entraban
en su cuerpo -Niisan…- susurró, tratando de subirse
más y verlo mejor. Tenía los ojos cerrados ¿y
si estaba muerto y sólo era su cuerpo…? Aunque tenía
una de aquellas máscaras para respirar en la cara. Se subió
un poco más resbalando y cayendo al suelo, haciendo estruendo.
Escuchó pasos dirigirse a la habitación y cogió
a Aziel de la mano, corriendo al fondo de la habitación y
agachándose con él en una esquina, viendo cómo
entreabría la puerta uno de los hombres de seguridad y agachándose,
tapándose la cabeza con los brazos.
Aziel lo abrazó, apretándolo contra sí, y
absteniéndose de hacer ningún otro movimiento que
llamase la atención del guardia. Observó cómo
el hombre asomaba la cabeza, mirando hacia la puerta y luego girándose
para recorrer la habitación con la mirada. El semidemonio
cubrió a Kan con sus alas, desesperándose un poco,
y casi inconscientemente, logrando que las sombras de la habitación
los cubriesen también ocultándolos un poco, y extendiéndose
ligeramente para halar la pata de una de las camillas, doblándola
y haciendo que resbalasen algunos de los objetos que se encontraban
en ella.
-Oh… dejan las cosas colocadas de cualquier manera…
- protestó el hombre recogiendo los objetos del suelo y colocándolos
de cualquier manera sobre ella de nuevo y saliendo de la habitación.
Lo cierto es que se sentía aliviado de que fuera sólo
eso, porque como fuera Shiryou de nuevo no pensaba parar de correr
sólo de verlo.
-Lo siento…- susurró Kan algo avergonzado por haberlos
metido en aquel jaleo y rojo sin moverse del sitio por el momento.
- No.....está bien. – el chico le sonrió, retirando
un poco sus alas, la oscuridad que los cubría abandonándolos
a su vez. En realidad se sentía contento y orgulloso de haberlo
podido proteger esta vez, aunque ni estaba seguro de cómo
había hecho eso. – No es tu culpa, tienes derecho a
ver a tu hermano.
- Pero ¿y si está muerto? ¿Está dormido?-
se apretó el pecho de nuevo, poniéndose nervioso -Está…
está en coma… es eso… debe estar en coma…
- ¿pero por qué estaba dentro de aquel recipiente
con todos aquellos cables en el cuerpo?
- No está muerto, eso lo sé, lo sentí y...abrió
sus ojos. Me miró. – Aziel lo observó, pasándole
una mano por el cabello, ligeramente. Sabía que aquello lo
angustiaba. – Y Jaken sensei me lo dijo, dijo que no lo había
puesto en tu cuerpo, que eso no era posible. Y amenazó con
matarlo. No puedes matar algo que no está vivo. – dejó
caer la mano, mirando de soslayo la puerta. – También
dijo que tú puedes controlarlo. Me pidió que te lo
hiciera entender.
-No! Eso no es verdad…- susurró después tapándose
la boca -Yo no lo controlo, él hace lo que quiere …
y debemos irnos…- se levantó llevándolo de la
mano hasta la puerta y mirando por una rendija, sintiéndose
mal de nuevo sin querer comentar nada. Eso le confundía,
hacía mucho tiempo que lo hacía. No quería
pensar más en ello.
- Kan! – lo llamó, girándolo hacia él
por la mano para que lo mirase. – Es tu cuerpo, tú
tienes el control. Ayudaremos a tu hermano – añadió,
pensando que seguramente era lo que deseaba el chico y de todas
maneras, fuese como fuese, le parecía horrible estar atrapado
de aquella manera. Era natural que quisiese salir como fuera. –
pero no quiero que te haga más daño.
Kan lo miró a los ojos sorprendido por el grito -No! No
es verdad yo no mato a la gente! Yo no hago daño!- el pelirrojo
se sentó en el suelo escondiendo la cara entre las piernas
y tapándose con los brazos -No es cierto…
Aziel se arrodilló a su lado, rodeándolo con un brazo
y acariciando su cabello con su mejilla. – No, tú no
lastimas a nadie. No podrías. Pero podrías detenerlo
si aceptaras eso. Podrías evitar que lastimase o que te lastimase
a ti.
Levantó la cara, mirándolo aún confundido
y con los ojos un tanto aguados -Quiero irme contigo a tu habitación…-
le dio la mano levantándose de nuevo y bajando la cara sin
querer pensar en nada, pero sin poder evitarlo recordando momentos
borrosos de su infancia, demasiado confusos.
- Vamos..... – el chico le apretó la mano, saliendo
de allí con cuidado de no ser vistos, él tampoco tenía
deseos de separarse de Kan.
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