Capitulo 61
I need you
Jueves 17 de Diciembre
Mañana.
–Espero no estar interrumpiendo, queríamos hablar
con... alguien antes de que despertasen todos los demás –finalizó
Hiroki al ver que quien se encontraba allí no era Shio, si
no Yaku. De todas maneras le parecía el más razonable
de los tres.
–Decidme... –Yaku se giró hacia ellos, apagando
el monitor de su hermano y Shio, ya que veía que estaban
mucho mejor que bien.
Senzo se fue a servir dos cafés y luego regresó
a donde estaban ellos, comenzando ya a hablar. Hiroki le estaba
explicando su teoría, además de hablarle de sus sospechas
respecto a Keita.
–Así que... vosotros también pensáis
que Kawa es una especie de puerta o canalizador entre ambos mundos,
y... en resumen, queréis entrar y tratar de... detenerlo,
pero no sabéis cómo.
–Básicamente –le contestó Senzo, revolviéndole
el café a Hiroki.
–Preferiría evitar eso, al menos si no tenemos ninguna
teoría respecto a cómo detenerlo.
–Pero no podemos seguir esperando a que sucedan las cosas.
Es como si estuviéramos jugando con sus reglas. ¿Lo
has notado? –le preguntó Hiroki, mientras aceptaba
la taza de café que le traía Senzo, sonriéndole
a él brevemente –Es como aquella vez, ese mundo parece
regirse por las fantasías de ese hombre, sus recuerdos...
–se detuvo, ya que la situación era distinta ahora.
En esa ocasión habían tenido algo de ayuda, pero ahora
estarían solos, a no ser... –Tal vez podamos lograr
la cooperación de alguno de ellos.
–No lo sé, no parecen muy cooperativos, en todo caso...
Tal vez el novio de esa chica, pero debemos imaginar entonces, que
allí dentro no existe contacto entre ellos. Recuerdo que
mi hermano dijo que a veces simplemente estaba solo, tal vez...
no sé. Es como estar dentro de la mente de un loco, uno peligroso...
–Sí –Senzo bebió un poco de café,
pensativo –. Debe hacer esas cosas por algún motivo,
¿no? Tal vez alguna frustración o algo.
–Hay psicópatas que simplemente matan porque sienten
el repentino deseo de hacerlo. Es joven según me dijo Hai,
atractivo... Se llama Jona, o eso dice él.
–Intentaré averiguar en mi portátil, aunque
no soy un investigador profesional ni nada de eso –añadió
Hiroki, asintiendo –. ¿Cómo está Hai,
por cierto?
–Durmiendo. Está bien, es una persona fuerte, y quieras
que no, el que tu mejor amigo sea capaz de atravesar... de un mundo
a otro para salvarte, supongo que debe hacerte sentir protegido...
–se subió las gafas, observándolo dormir todo
espatarrado en la cama y sonriendo para sí.
–¿Vais a ayudarnos a entrar o no? –Senzo interrumpió
su ensoñación, sonriendo ligeramente.
–Espera un momento. Si Hai fue capaz de decirte todas esas
cosas, eso significa que recuerda lo sucedido –le indicó,
ya que él no era capaz de hacerlo, Y por lo que le habían
contado, Yaku tampoco –. ¿Lo recuerda Benkei?
–Por sus gritos diría que sí, pero como ya
sabéis, todos nos fuimos a la cama y no hablamos de ello
–Yaku lo miró a los ojos, pensando que era descuidado.
–Él no sabía si habías hablado esta mañana
con Benkei –lo defendió Senzo de todas formas, tocándole
la pierna a Hiroki –. Eso no importa, el caso es que... no
me has contestado.
–Lo sé, pero es que no sé qué decirte,
supongo que no soy yo quien debe decidirlo. Si lo que quieres es
mi opinión, ya te lo he dicho, pienso que es un suicidio
entrar allí sin saber qué hacer.
–Tal vez tu hermano pueda llegar a ver algo... de él,
algún punto débil, su pasado. Yo qué sé...
–resopló Senzo, exasperándose un poco con su
extremada calma.
Hiroki le tocó una mano, tranquilizándolo y bebiendo
un poco de café mientras intentaba pensar.
–Creo que deberíamos elaborar un plan, una manera
de regresar tal vez. Pensemos en todas las ocasiones en las hemos
vuelto aquí, si tenían algo en común...
–Creo que salgo cuando mi vida se siente demasiado amenazada,
es como si... me despertase de una pesadilla –les dijo Senzo.
–No recuerdo nada –les aclaró para nada Yaku
–. Mi hermano tampoco... a Hai lo trajo Benkei... No, en resumen
no tienen nada que ver.
–Pero tal vez haya un impulso propio en cada uno de nosotros.
El problema es que no puedo recordar... –movió la cabeza
contrariado, señalando de pronto a los monitores –Creo
que te llaman.
Hai estaba saltando y moviendo los brazos de manera exagerada,
seguramente tratando de captar su atención.
–Sí, ya voy... –Yaku se levantó apresuradamente,
imaginando que algo ocurría, y pensando que para algo habían
instalado el botón de emergencias en los cuartos –.
Disculpadme, hablaremos de eso cuando estemos todos.
–Bien... –se despidió Hiroki, suspirando y
mirando a Senzo por un momento.
...
Hai esperó a que la puerta se abriera para saltarle encima
a Yaku, besándolo.
–No me gusta despertar sin ti...
–Dios... creí que te sucedía algo... –Yaku
lo sujetó por debajo de las nalgas, cogiéndolo a horcajadas
y sentándose en la cama –. Lo siento, pensé
que a mi hermano le haría bien estar a solas un rato con
Shio.
–Sí..., pero yo quiero estar contigo ahora –le
tocó la nuca, mirándolo y poniéndose un poco
serio –. ¿Estás decepcionado?
–Un poco, conmigo mismo –se sentó en la cama
con el chico sobre sus piernas, pasándole una mano por el
cabello.
–¿Por qué contigo? Soy yo el que... se puso
así –bajó la cabeza porque no quería
que le viera los ojos en ese momento, se sentía débil.
–Porque yo no pude hacer nada por ti, y Benkei sí...
–se subió un poco las gafas, mirando abajo también.
–No es tu culpa, de todos modos, Benkei siempre me salva.
Nadie debería tener que hacerlo –le aseguró,
apoyando su frente contra la de Yaku, aún sin mirarlo.
–Eso no tiene nada de malo –le besó los labios
con suavidad, rozando su nariz contra la del chico y tocándole
la cara con la suya para alzársela –. Tú seguro
que también lo has salvado a él más de una
vez.
–No lo creo... aunque está esa vez que les eché
agua y Benkei... –se rio, recordando y sosteniéndole
la mirada ahora –. Es que no me gusta que me vean así.
Por eso soy especialista en correr.
Yaku sonrió, tocándole una oreja con las puntas
de los dedos.
–Bueno, esa es una buena especialización. Mi hermano
siempre estaba metido en líos también. Yo lo protegía
y él me protegía a mí de otros modos. Cada
uno... tiene sus debilidades, es normal.
–Pero él no se ve como el tipo de persona que sale
huyendo. Benkei le quiere pegar... –se rio como si fuera una
gracia y lo besó antes de que protestase –Ya hablé
con Benkei de eso... por si nos viste abrazarnos.
–Ya, lo supuse..., gracias –le dijo, ya que suponía
que no había sido nada fácil –. Cuando mi hermano
era pequeño... bueno, digamos que se metía con gente
que no jugaba en su misma liga –se rio para sí.
–Oh, bueno, eso sí lo parece –asintió
de manera más seria, ya que para él había que
ser temerario para meterse con Benkei –. Yo también...
hacía eso.
–¿Hacías? –le preguntó, ya que
no le parecía que hubiese dejado de hacerlo, la verdad. Le
sujetó la cintura con las manos, alzándolo un poco
y pegándolo contra su cuerpo antes de tirarse en la cama
con los ojos cerrados.
Hai se rio, dejándose abrazar y sujetándose contra
él luego.
–No me quiero morir, Yaku... Me gusta meterme en líos,
pero no quiero morir.
–Lo sé, nadie quiere, al menos no de los que estamos
aquí, y menos aun de esa forma tan horrible –murmuró.
Se sentía bastante drenado.
–¿Te quedas conmigo un rato? –le pidió,
a pesar de que ya no tenía sueño, pero tampoco se
sentía con ganas de ver a alguien más. No con la cara
de idiota que debía tener en ese momento.
–No pienso mover ni un dedo. Estoy cansado... y... –le
metió una mano bajo la camiseta, acariciándole la
espalda –. Esta falta de intimidad me está sacando
un poco de mis casillas. Estoy irascible.
–¿Quieres hacerlo? –le preguntó, confundiendo
las cosas y metiendo una mano por debajo de su pantalón,
acariciando sus nalgas –A mí no me molesta que nos
vean, me gusta.
Yaku enrojeció de pronto, girándose de lado, de
espaldas a la cámara.
–Me refiero a no poder estar solos tú y yo, haciendo
cualquier cosa. Salir a cenar, o bueno, eso también.
–Ya... a mí también me gusta estar los dos
solos, pero la verdad no me molesta esto de vivir en el mismo sitio
contigo y Benkei... –le confesó por ver si conseguía
algo además.
–Ya... –contestó simplemente, quitándose
las gafas y dejándolas sobre la mesilla.
Hai lo miró, moviendo una pierna de manera inquieta y bajando
la cabeza luego.
–No tienes que preocuparte, de todos modos, no sé
si querrá estar conmigo ya.
–Seguramente sí. No hace falta meterle mano a alguien
para ser amigo suyo, y nadie va al... a un infierno a buscar a una
persona que no le importa, ni la abraza de esa manera –le
aseguró, metiendo la mano por dentro de su camiseta y cogiéndole
una cadera –. Yo soy una persona solitaria, no quiero compartir
mi vida con nadie... que no seas tú.
Hai sonrió, ya que lo había hecho feliz de cierta
manera con esas palabras, aunque también con sólo
pensar en lo que había hecho Benkei. Sin embargo, susurró
–¿Ni en el mismo edificio?
–En el mismo edificio no me importa –entreabrió
los ojos, riéndose y pensando que aquello parecía
ya un tira y afloja.
–No, ¿verdad? –Hai se rio, apretándole
las nalgas de nuevo y preguntando ahora por molestar –¿En
el mismo piso?
–Eso tampoco me importa, siempre que no sea dentro de mi
piso, que no esté molestando todo el rato, no se coma mi
comida... y mejor... que vayas tú a su piso. Ya sabes que
soy un maniático –le sujetó la mano, ya que
no quería que le estuviesen viendo hacer eso, le hacía
enrojecer.
–Pero le llevaré pastelitos, ¿está bien?
De todas maneras, supongo que Kawa se mudaría con él...
Me pregunto si se dará cuenta de cuando estoy en su piso
si no le hablo –se rio como si ya todo eso fuera un hecho.
–Bueno, yo diría que sí, sobre todo teniendo
en cuenta que es médium, pero no vas a entrar sin avisar,
y dudo que puedan costearse un piso en el edificio que yo vivo –le
dijo con franqueza –. Tal vez uno cerca... –le apoyó
la mano en la cabeza, suspirando y preguntándose si permanecerían
juntos.
–Sí, supongo... –sonrió, pensando que
lo prefería en el mismo edificio, pero tampoco vivía
de fantasías –Tal vez si estudio... podría pagarle
un piso.
–A mí me gustaría que estudiases... –le
contestó un poco entusiasmado, aunque intentando no demostrarlo,
la verdad, no fuera a ser que creyese que así le parecía
insuficiente –. Creo que te haría sentirte realizado.
–¿Lo crees? Pero no sé si podré... –lo
miró sonriendo, un poco orgulloso porque lo apoyase, aunque
tampoco quería demostrarlo.
–Yo creo que sí. Estoy seguro, si estudias algo que
te interese de verdad, y además, yo puedo ayudarte, se me
da bien... casi todo en ese sentido –y si no, se pondría
al día, no tenía problemas al respecto –. ¿Qué
te gustaría?
–No lo sé... No creo que sea bueno para nada –confesó,
bajando un poco la mirada, y murmurando –. Ni siquiera terminé
la escuela.
–Seguramente porque no te interesaba hacerlo, yo creo que
todo el mundo es bueno en algo –le besó los labios,
sujetándole un poco la mandíbula para que alzase la
vista –. Piensa en cosas que te agraden. Tal vez te gustaría
estudiar algo alternativo, no tiene por qué ser una carrera
usual.
–Bueno... ya te dije que me interesaba hacer tatuajes...
Pero, ¿se puede estudiar eso? –le preguntó,
ya que su idea de la universidad eran cerebritos con gafas y una
montaña de libros. No sentía que pudiese llegar a
encajar en ese ambiente.
–Sí se puede, por supuesto –se apoyó
en un codo, reposando la cabeza sobre su mano –. Si estudias
eso, creo que serás bueno. Me haré un tatuaje si tú
me lo haces –se rio, pensando que eso era descabellado, pero
quería motivarlo –. Sería tu primer cliente.
–¡¿En serio?! ¿Puedo hacértelo
en un lugar íntimo? No, supongo que deberías elegirlo
tú... Yo aún tengo pendiente hacerme uno –se
rio, sin aclarar más eso, preguntándose si Benkei
todavía querría acompañarlo.
–Puedes hacerlo donde quieras, mientras que no sea en la
cara o algo horrible por el estilo, y... que no sea algo... bueno,
confío en ti –sonrió un poco, satisfecho de
haberlo motivado –. ¿Qué te quieres tatuar ahora?
No quiero que te lo hagas a saber dónde, buscaremos un sitio
con medidas higiénicas apropiadas... Así que, no vayas
a ir sin avisarme.
–Tu nombre, te dije que me lo haría. Benkei sugirió
que lo hiciera en mi muñeca..., pero ahora quiero hacerme
otro también, uno que sólo veas tú, te dejaré
elegir el diseño –sonrió, tocándole los
labios y besándolo luego. Con todas esas preocupaciones,
había extrañado jugar con él.
–¿Vas a tatuarte mi nombre? Eso es... bueno... –quería
preguntarle si estaba seguro, ya que si se enfadaban seguiría
teniendo eso ahí para siempre, pero por otra parte... le
gustaba que hiciese algo así –es... genial, sí
–le contestó finalmente, nervioso –. Yo quiero
que te hagas uno aquí –le rozó a los lados de
la pelvis, enrojeciendo –. ¿Sabes los que te digo?
–No, vas a tener que dibujármelo ahora, con tus dedos
–sonrió, mirándolo a los ojos y sujetándolo
por la nuca, atrayéndolo hacia sí –. Tu nombre...
para que no tengas más dudas.
–No... no tengo dudas. Son celos y... –alzó
la mirada de su pelvis a sus ojos, besándolo apasionadamente
de pronto, mientras le abría el pantalón nerviosamente.
Hai se dejó hacer, devolviéndole el beso y sonriendo
contra sus labios luego.
–Haría tantas cosas por ti... hasta volverte loco.
Me gusta esa mirada.
–Te quiero... –lo besaba de nuevo, mientras metía
la mano por sus pantalones y se los bajaba, hasta debajo de las
nalgas, apretándoselas con aquella fuerte mano –y confío
en ti –le repitió –, pero tengo miedo y... soy
inseguro.
–Lo sé, pero yo te haré seguro... al menos
de mí. De todas maneras, me gusta que te celes. Demuestra
que me quieres –le contestó, moviendo la mano con suavidad
por entre su cabello –. Necesito sentirme apreciado todo el
tiempo...
–No he estado muy pendiente con todo esto... –le dio
con la mano en las nalgas, volteándolo de espaldas y bajándole
un poco más el pantalón –. Pero aun así,
me siento mucho más seguro ahora, desde que estás
conmigo –le sacó la camiseta también, desnudándolo.
Hai sonrió, prefiriendo no recordarle que los estaban viendo,
no quería que saliera huyendo.
–Yo también, me siento mucho mejor –contestó,
deslizando las manos por su propio cuerpo como para mostrárselo
–. Te necesito, Yaku.
El moreno resopló, besándole la espalda y pegándose
más a él mientras se abría el pantalón.
Por supuesto, hacía rato que estaba excitado, y lo penetró
de aquella forma abrupta, rodeándole la cintura después
como para aproximarlo más.
–Ah... –gimió en alto Hai, sonriendo y entrecerrando
los ojos, sujetándole el brazo. Lo acarició, bajando
luego para sujetar su propio sexo, empezando a masajearlo.
Yaku le besaba el hombro, y comenzó a morderle el cuello
y aquella zona, subiéndose más encima de él
hasta quedarse por completo sobre su cuerpo. Estaba sonrojado incluso,
y le apoyó la mano en la cabeza, girándosela de medio
lado y sujetándolo de ese modo. Su sexo entraba y salía
entre aquellas nalgas tan apretadas sin cesar.
Hai continuaba masajeándose y gimiendo al ritmo de sus embestidas.
Le gustaba así, con esa manera de poseerlo agresiva y apasionada,
que sólo él conocía. Se rio, mostrándole
la lengua como tentándolo.
Los labios del otro reaccionaron casi al instante y se inclinó
sujetándole la lengua entre los dientes y lamiéndosela
después. Bajó la mano de su cintura hasta sus testículos,
sujetándoselos y pasándola por su sexo. Estaba empapado
y hacía que el chico reaccionase temblando, cosa que provocaba
a sus propias embestidas ser más profundas.
Sin embargo, Hai sonrió nuevamente, murmurando primero y
luego alzando la voz
–Más, más... ¡más! –apretó
las nalgas, succionándolo hacia su cuerpo, permitiendo que
Yaku se encargase de su sexo también ahora.
–Nos van a escuchar... –le advirtió, aunque
dándole lo que le pedía y haciéndoselo tan
duro como sabía que le gustaba, a pesar de que así
no iba a aguantar más, y de hecho comenzó a gemir
por más que tratase de ocultarlo apretando los dientes.
Hai tampoco se controlaba, llegando hasta a responderle
–¡No... me importa! ¡Me gusta, Yaaaaaaaaaku!
–gimió, riéndose luego, también en voz
alta, su cuerpo estremeciéndose violentamente.
–¡Ohg...! –Yaku le rodeó la cintura con
el otro brazo, bajando la cabeza contra la espalda de Hai y moviendo
el otro cada vez con más intensidad, corriéndose ya
sin poder controlarse más, mordiéndole la espalda
para no gemir en alto.
Hai gimió ante aquella mordida y la sensación de
su semen mojándolo por dentro. Bajó la cabeza, liberándose
y corriéndose de manera abundante sobre la cama.
Yaku respiró de forma algo entrecortada aún, volteándolo
boca arriba y besándolo profundamente, sintiendo que le temblaba
una ceja al escuchar a su hermano riéndose afuera.
Hai se rio también contra sus labios, al romperse el beso,
mirándolo a los ojos.
–También nos vieron... Qué guapo te ves.
–No, espero que lo hayan apagado. Nos habrán oído,
ni siquiera hacen falta micrófonos para escucharte a ti...
–se rio gracias a él, y lo besó de nuevo.
Hai cerró los ojos, devolviendo el beso, casi luchando
con su lengua.
–Te amo, Yaku. Te amo por ser así. Cuando salgamos
de aquí, vayamos de compras.
–Vale... –le besó el cuello, cerrando los ojos
y oliéndolo así, sudado –, pero no vamos a salir
aún... de la habitación ni siquiera...
–Ni siquiera... ¿qué? –le preguntó,
riéndose en bajito, y preguntándose si pensaba que
quería comprar más ropa o algo así.
–Ni siquiera... nada –se rio, pensando que no le apetecía
explicarse, en vez de eso bajó por su cuerpo, succionando
su aún sensible sexo.
–Ah... Está bien... haremos lo que quieras... –jadeó
el chico, rindiéndose y abriendo las piernas. No le importaba
pasar el resto del día en la cama con él.
Continua leyendo!
|