Capítulo 5
The journey home
Noviembre 3, Martes.
Ash se enfundó más en la vieja cazadora que llevaba,
metiendo las manos en los bolsillos. Hacía un frío
de los mil demonios, cada vez estaba peor, pero por lo menos el
mar estaba en calma.
Se sentó cerca de Roi, en aquella embarcación pequeña,
haciendo un movimiento de cabeza.
–Hola.
–Hola… –lo miró de soslayo, pensando
que por poco se había quedado dormido, bajó la cara
para ocultar la boca en la palestina y bostezó silenciosamente.
Se sentía medio muerto del cansancio. Su padrino le había
dicho que no fuera esta noche, pero no quería ser menos que
los demás.
–Deberías llegar tarde mañana –le aconsejó
pensando que era una recomendación terrible, pero por una
vez no pasaba nada. Las cosas eran distintas para ellos dos.
–Total… para lo que me voy a perder… –se
rio para sí, su pecho botando un poco. Se caló más
las manos en los bolsillos de los jeans, moviendo un poco las piernas
para deshacerse del frío, como si fuera posible –Ese
hombre está senil.
–Sí, creo que sí. No se dará cuenta
–sonrió un poco, abrigándose más –.
Tu enamorado se preocupará.
–Pues la tiene clara… –murmuró, sacándose
un chicle del bolsillo –¿Quieres? Es de menta.
–Gracias –aceptó pensando que lo ayudaría
a olvidarse un poco del frío y metiéndoselo en la
boca –. ¿No te gusta?
–Me da igual… tengo otras cosas en las que pensar
ahora mismo –sopló un poco dentro de la palestina,
calentándose la nariz con su propio aliento –. Creo
que le gusta a Zeus.
–Todos le gustan a Zeus al parecer –exhaló el
chico mientras mascaba el chicle, acurrucándose un poco,
se sentía adormilado.
–Creo que él le gusta más que los demás
y lo hace para disimular cuando le dice que no –se acercó
un poco disimuladamente, aunque no era algo reflexionado, tenía
frío y eso era todo –. Bueno, supongo que no debería
decir esas cosas, ni siquiera lo sé.
–¿Por qué crees que le gusta más? –le
preguntó curioso, enrojeciendo luego, pero no se apartaba.
–Porque se molesta…, pero a lo mejor es sólo
porque le gusto yo y se cela –sonrió para sí,
pensativo –. Cuando salimos se enrolla con otros tíos,
y con alguna tía también.
–Ya lo imaginaba –exhaló de nuevo, observando
el leve vapor que surgía entre sus labios –. Vosotros
haríais una pareja terrible.
–¿Él y yo? –se giró un poco para
mirarlo directamente, sorprendido.
–Sí, en realidad sois amigos, ¿no? –le
preguntó seguro de que esa manera de pelear no tenía
nada de agresividad verdadera.
–Sí, pero no me gusta –le aseguró por
si eso creía.
Ash lo miró serio por un momento, desistiendo de darle
un puñetazo ligero porque tenía demasiado frío.
–Era broma.
–Oh… el frío me ha congelado el cerebro –se
rio, volviendo a enterrar la nariz bajo la palestina, mirando hacia
delante –. ¿Te imaginas ser una tía? En la isla
digo…
–Supongo que sería terrible, ya lo es siendo tío
–se rio un poco, recostándose hacia atrás y
pensando que podría quedarse dormido allí si no fuera
por el viento.
–Sólo si eres guapo, mira como a Isma nadie le molesta
–sonrió, mascando el chicle y bostezando bajo la tela
de nuevo, entrecerrando los ojos –. ¿Quieres irte?
–¿Irme? Sí, algún día…
–sonrió pensativo –Tú también,
¿o no?
–Sí, aunque no sé si podré.
–¿Por qué no?
–¿Por qué? Está claro que no voy a
obtener una beca, y no quiero embarcarme, aunque probablemente será
lo que acabe haciendo.
–Creí que era lo que querías –lo miró
sorprendido, ya que siempre había tenido esa idea, aunque
claro, era por la naturaleza de su trabajo –. Yo pienso ahorrar
e irme simplemente, como sea.
–Pero luego necesitarás encontrar otro trabajo allá
donde vayas, y no será tan sencillo donde no te conozcan…
–se encogió de hombros, estremeciéndose un poco
con la brisa.
–Lo sé, pero podré arreglármelas. No
puedo seguir aquí toda la vida y en algún momento
seré demasiado viejo para ser mensajero –se rio ya
que se lo estaba imaginando.
–Con una furgoneta… –le dijo pensativo –A
veces he pensado en ser camionero, parece un buen trabajo. Me han
dicho otros que cobran mucho, sólo porque tienen que estar
fuera de casa, pero eso a mí no me importará cuando
salga de ahí.
–No sé si yo podría hacer eso. Supongo que
sí, pero no sé conducir realmente –lo miró
seguro de que era el único chico maduro en el pueblo –.
No me molestaría cargar cajas tampoco.
–No, cualquier cosa es mejor que cargar pescado. Cualquier
cosa no –se corrigió después –, pero es
muy duro. Yo tampoco tengo carné, aunque mi padrino me ha
enseñado a conducir, de todas formas hace falta un permiso
especial para conducir camiones. Tal vez me apunte a la academia,
en vacaciones, ahora es lo que me faltaba.
–¿Por qué no consigues otro trabajo? No es
fácil, pero si no te gusta esto… –le sugirió
aunque pensando que daba igual, a él tampoco lo fascinaba
ser mensajero, lo que le importaba era la paga.
–Porque me pagan bien y no es tan malo, hay gente a la que
no quiero decepcionar, y me regalan comida.
–Sí, eso es una ventaja –asintió sonriendo
un poco y pensando que él se pasaba la vida comiendo sándwiches.
–No me van a tratar mejor en ningún otro lugar –se
levantó cuando vio que llegaban a puerto, pensando que era
más agradable regresar a casa acompañado, y caminó
por el suelo de la embarcación para bajarse de la misma,
esperándolo de espaldas y colocándose la palestina
mejor.
Ash se bajó también, de nuevo metiendo las manos
en los bolsillos de la cazadora.
–Es igual, no lo pensé bien. Supongo que es mejor
trabajar con personas cercanas a ti.
–Sí, y no… depende, me vacilan –le confesó,
caminando por el suelo de tierra y mojándose con las silvas
a los lados del camino –. ¿Vas a querer venir el fin
de semana, o vas a poner una excusa? ¿Te caen mal? –hizo
un globo con el chicle, bajándose un poco más la visera
de la gorra.
–No, es sólo que son unos críos y… –miró
para otro lado, aún con aquel chicle en la boca aunque empezaba
a perder su sabor –No sé si encajo de todas maneras.
–Yo tampoco, por eso quiero que vengas.
–Para eso salimos solos –comentó sinceramente,
enrojeciendo un poco –. Bueno, ya sabes lo que quise decir.
–Zeus piensa que si no salgo con él para salir con
otro amigo, lo estoy dejando de lado… –escupió
el chicle y le dio una patada –De todas formas luego se irán
por ahí.
–Bueno, ¿qué haría si tuvieras novia,
eh? –le preguntó girándose para mirarlo un poco
–Va a ser la misma situación que en clase, sólo
que acrecentada.
–No, se irán por ahí a beber o a ligar con
los tíos de la ciudad. En clase es que no hay otra cosa –se
encogió de hombros, como diciéndole que era otro “ecosistema”
–. Y supongo que se quejaría también, se enfadaría…
yo creo que él no es de los que deja de lado a un amigo por
un novio.
–¿No? Pero creo que sí es de los que deja a
su novio por otro novio, ¿no? –lo miró preguntándose
si le molestaría su comentario. Lo cierto es que inconscientemente
lo envidiaba un poco, el poder vivir con esa despreocupación…
–No lo sé… –se rio –¿Cómo
lo puedo saber si todos le dicen que no?
–Entonces tal vez le diga que sí la próxima
vez –bromeó sonriendo un poco –. No lo sé,
es por la manera que tiene de invitarlos a todos. Por eso todos
lo rechazan.
–Ya lo sé, pero creo que no os lo dice en serio,
está bromeando. Seguro que si le dicen que sí se hace
el loco… Pero si se lo preguntó al bibliotecario incluso.
–Entonces es que no le interesa nadie –suspiró
echándose el cabello hacia atrás.
–No, sólo son cosas que yo pienso, no lo sé,
a lo mejor si que le gustáis todos –se encogió
de hombros, mirándolo a los ojos –. ¿Te gusta?
–No, no… No he dicho eso –negó con la
cabeza, mirándolo luego –. Sólo me preguntaba
por qué hace eso.
–Quién sabe… para meterse con vosotros a lo
mejor –sacó las manos, pensando que le daba pereza
con el frío que hacía, y movió las llaves entre
los dedos –. Bueno, nos vemos mañana –se despidió,
caminando hacia la derecha para dirigirse a su casa, mirándolo
y alzando la mano. La verdad es que Zeus era uno de esos tíos,
que nunca sabes cuándo van en serio.
–Sí –Ash se despidió con una mano alzada,
aún tenía que caminar un poco más, pero el
trayecto se hacía más corto cuando iba con Roi.
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