Capítulo 9
Espíritu rebelde
Noviembre 5, Jueves
Vargas entró en la clase, pensando que ya se les escucha
cotilleando desde afuera, bueno, era comprensible teniendo en cuenta
que probablemente no tenían nada mejor que hacer.
Entró en el aula, sintiendo la mirada curiosa de todos
y provocando que se hiciera el silencio, sólo para que luego
se reiniciase con cuchicheos. Cerró la puerta de golpe para
que se callasen.
–A ver si nos callamos un poco –les pidió,
sentándose en la mesa y dejando la carpeta a un lado –.
Me llamo Vargas, y voy a ser vuestro nuevo profesor de literatura.
En mis clases quiero silencio, a no ser que yo os diga que podéis
hablar… por lo demás, podéis estudiar o no,
eso ya no me importa… –se subió un poco las gafas,
suspirando y pensando que había pasado una noche horrible
en esa casa gélida y llena de polvo.
Ash alzó la cabeza enseguida pensando que eso le agradaba
más. Ojalá todos los profesores pensaran como él.
Jari alzó la mano sin esperar a que le indicaran que podía
hablar.
–¿Entonces era verdad lo de que no vas a poner tarea?
–Era verdad… –lo miró, pensando que hasta
se había olvidado de que estaba allí, claro que era
su tercera hora impartida ese día, y ya había pasado
por otras dos clases de chicos más pequeños antes,
y esos sí eran insufribles –No voy a poneros tareas,
pero quiero que compréis una libreta y todos los días
escribáis algo. No me importa si es un diario, si es una
historia, algo que os inventéis, lo que soñasteis
anoche, o lo mucho que os gusta “la Jolie”, pero a la
mañana siguiente me lo traéis, y sólo usáis
esa libreta para eso. Una carilla como mínimo, y no vale
hacer las letras grandes… hacer dibujos sí, sobre todo
si son de la Jolie.
Roi se rio entre dientes, semi recostado en la silla y con los
brazos cruzados.
–Cualquier tipo de dibujo, ¿eh? –se rio Jari
también, que de todos modos tenía la libreta llena
de garabatos.
–Pero le gustan las mujeres… –susurró
Skylar casi para sí, mirando al otro chico de soslayo.
–Y voy a impartir clases de teatro luego de la hora de comer,
eso si hay gente suficiente, que yo creo que la habrá –cogió
un papel de su carpeta y lo prendió con cuatro chinchetas
en el corcho de detrás de la puerta, pretendiendo no haber
escuchado nada –. Os apuntáis escribiendo vuestro nombre
ahí.
Roi se giró para mirar a Zeus.
–Yo ni de coña…
–Yo ya lo hice…
–¿Por qué? –le preguntó sintiendo
vergüenza sólo de imaginarlo.
–Pues porque me lo pidió Jari –susurró.
–Anda que sí… –murmuró, volteándose
de frente de nuevo.
–Te vas a unir, ¿verdad? –Jari lo miró
directamente, esperanzado y Ash bajó la cabeza para que no
lo mirasen siquiera.
–¿Yo? Ni loco, no… –enrojeció
sólo de imaginarse haciendo el ridículo (bajo su óptica)
delante de todo el mundo.
–¿Por qué no? Será divertidooooooooo.
Anda… –miró a Ash frunciendo un poco el ceño
y señalando luego –Ash también se inscribirá.
–¿Eh? –el aludido levantó la cabeza,
sobresaltado.
–Pues que lo haga, pero a mí eso no me va.
Sneik se quedó mirando al profesor, pensando que era un
poco extraño, pese a todo tenía razón, los
ejercicios eran inútiles, y no era su problema si la gente
quería o no estudiar. Se preguntaba si sería interesante
el teatro, seguramente no.
–¿Estás pensando en inscribirte, Sneik? –le
preguntó Skylar al ver su mirada. Le parecía interesante
ese chico, tenía cara de asesino.
–Sí, pero no sé si merece la pena.
–Pues si no sabes si merece la pena, te inscribes, y si
no te gusta te das de baja, que siempre es mejor que quedarte con
las ganas de averiguarlo –le recomendó el profesor,
sentándose sobre la mesa otra vez –. El que venga a
teatro tiene dos puntos más en la nota, vamos, que con sacar
un tres en un examen, tendría un aprobado, uno pésimo,
pero lo tendría… A vosotros tres os apunto, ¿no?
–señaló a Skylar, Jari y Zeus.
–A mí también –le pidió el rubio
convencido, o más bien un poco retado.
–A ti también, ¿no? –le preguntó
a Ash –Tienes cara de que quieres.
–Sólo por la nota, pero no tengo tiempo, lo siento
–negó seguro de que sería después de
clases y lo haría llegar tarde al trabajo.
–¿Cómo que no tienes tiempo? Es después
de comer, ¿vas a estar muy ocupado aburriéndote?
–Voy a estar ocupado aburriéndome… en el trabajo.
No creo que les haga gracia si les digo que llegué tarde
porque estaba pretendiendo ser otra persona –le contestó
algo irritado porque le hiciera aquella bromita, aunque luego enrojeció
de todas maneras.
–No te alteres. Una, yo no soy adivino aunque no te lo puedas
creer, y dos, yo no tengo la culpa de que tengas que trabajar. Si
descubres que encuentras el tiempo para venir, no me recochinearé
–sonrió un poco, pensando que se lo tomaba todo a pecho.
–No tendré tiempo… –protestó de
todos modos desviando la mirada y preguntándose por qué
sonreía.
–Bueno… también hemos pensado Jari y yo, que
os gustaría hacer algo de ejercicio, salir y correr, jugar
algún partido de fútbol por las tardes. Aunque hace
un frío que te cagas… –murmuró luego con
los brazos cruzados bajo el pecho y mirando afuera.
–¡Pero igualmente queremos! –Zeus levantó
la mano enseguida, pensando que prefería el frío a
estar todo el día encerrado allí. Por otra parte le
molestaba eso de “Jari y yo”.
–Sí, eso, así entraremos en calor… –sonrió
Jari, como insinuando otra cosa.
–Yo me apunto también –comentó Skylar
sonriendo un poco.
–Yo a eso también –murmuró Roi, que
estaba pensando que mejor les daba todas las clases ese profesor.
La mayoría a eso sí se apuntaban.
–Bueno, pues… dicho eso, vamos a empezar a dar clase.
Me han dicho que os habían dejado unos deberes para hoy,
¿no? ¿Quién los ha hecho? –esperó
a que levantasen la mano, y viendo que eran demasiados para ignorarlo
hizo una seña para que se los trajesen a la mesa y al menos
corregírselos.
–¿Y si no los has hecho, qué? –preguntó
Roi.
–Pues que me ahorras el trabajo de corregírtelos…
–murmuró sin mirarlo mientras recogía las hojas
y luego las juntaba en un bloque.
Ash ni se levantó para dar una excusa, se había
dormido al llegar a casa, como siempre.
Jari sin embargo le entregó el suyo, guiñándole
un ojo antes de alejarse.
–Qué peligro… –murmuró para sí
el moreno, sentándose mejor en la mesa y dejando los papeles
tras de sí –. De momento lo que vamos a hacer en clase
es leer, y luego ya hablaremos de los autores cuando hayamos leído
–buscó en la mochila que llevaba y se levantó
–. Juntáis las mesas de tres en tres y así os
ponéis de acuerdo para comprar menos libros –les pidió,
provocando que Zeus se levantase enseguida para juntar la suya con
Jari.
El chico se puso de pie, tirando de la silla de Roi como si pudiera
moverla con él sentado allí.
–Vamos, no seas tímido conmigo…
Ash suspiró rascándose la cabeza y pensando que así
no se podía. Iba a quedar con algún imbécil
seguro.
–No soy tímido, no tengo prisa ninguna y estoy cansado
–se quejó, levantándose y apoyando sus cosas
sobre la mesa de Zeus antes de levantarla por encima de su cabeza
para sentarse con Ash, ya que veía que estaba sólo,
y además no quería incordiar a Zeus en su intento
de conquista –. ¿Te molesta? –le preguntó.
–Claro que no –le contestó el chico, aliviado.
Zeus lo miró, pensando en molestarse y preguntándose
si su mejor amigo no era él, pero luego comprendió
por qué lo hacía y no dijo nada.
–Bueno, no tardéis un año… –se
quejó el profesor mientras, aunque ni los estaba mirando
y se había puesto a mirar la lista para ver si se iba acordando
de los nombres.
–Bueno, no os pongáis tristes, ya llegué yo
–sonrió Skylar acercando su silla a la de Zeus y Jari,
aunque notaba la cara del segundo.
Sneik acercó la suya a la de Ash sin más preámbulos,
aunque se había esperado a que todos dejasen de rifarse compañeros
para no tener que aguantar eso.
–Vale… –el profesor alzó la cara cuando
notó que había terminado el bullicio y pegó
con el canto del libro en la mesa –¡Sh! No seáis
loros –se acercó a Ash y le dio su libro –. Y
comienza Ash, por protestón, y los demás os calláis,
o ya pensaré algún castigo ridículo de preescolar
para humillaros.
Roi se rio entre dientes de nuevo, mirando luego la portada del
libro que decía: “Espíritu Rebelde” y
no era precisamente de literatura clásica.
Ash suspiró frunciendo el ceño y tomando el libro,
comenzando a leer aquella historia sobre un chico adolescente en
un pueblo pequeño. Alzó una ceja preguntándose
si pensaba conquistarlos con eso, o qué.
Skylar estaba mirando a sus dos compañeros aún planteándose
qué hacer.
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