.Devils Throat- Novela yaoi / homoerótica para mayores de edad.
 

Capítulo 12
The man next door

Noviembre 5, Jueves

–¿Te cuento algo que en realidad no te importa? –le preguntó de pronto Roi a Ash, aunque este se había quedado dormido sobre su hombro hacía un rato, pero él no se había dado cuenta de que estaba dormido.

–¿Mmmm? –preguntó el chico a medio despertar sin ser lo suficientemente consciente aún como para quitarse de su hombro.
–Nada… –se rio entre dientes mientras cogía un chicle, y se lo metió en la boca, pelando otro para él después.

–No… dijiste algo –se quejó, sentándose bien luego y pasándose una mano por los ojos antes de caer en cuenta de lo que había estado haciendo. Enrojeció desviando la mirada enseguida y fingiendo estar ocupado acomodándose los guantes.

–Que si te cuento una cosa incómoda, de esas que no se le cuentan a cualquiera.

–Pues… sí, cuéntame –lo miró, suspirando luego por la vergüenza.

–Hoy cuando bajé a comer, Jari me quiso acompañar, y me dijo que le gusto, y empezó a hacerme preguntas incómodas… –hizo una bolita con el papel del chicle y la escondió entre los dos asientos.

–Bueno… ya se sabe que le gustas –contestó mirándolo de soslayo y preguntándose qué le habría contestado –. Lo sabías, ¿verdad?

–Sí, lo sabía, pero mientras no me lo dijera directamente… era algo que podía esquivar –se encogió un poco de hombros, recostándose mejor en el asiento –. Pero a Zeus le gusta, es algo que está claro ya.

–Y… a ti… ¿te gusta él? –le preguntó sin mirarlo directamente aún.

Roi se encogió de hombros otra vez.

–No lo conozco bien, hay varios que me interesan. Si no le gustase a Zeus, supongo que le daría la oportunidad, pero así no puedo –escondió un poco la boca bajo la palestina, mirando hacia la isla.

–Oh, bueno… –sonrió un poco para sí, mirando al mar –Lo preguntaba por si se lo cedías a Zeus. Ya sabes…

–Supongo que en parte sí. Bueno… no depende de mí después de todo, pero creo que Zeus me odiaría.

–Creo que la amistad es más importante que otras cosas. Yo… probablemente haría lo mismo –lo apoyó, aunque no se sentía particularmente unido a nadie, a excepción de Roi, por supuesto.

–Ya…, pero si a él no le gusta Zeus… –se quedó pensativo –No sé.

–Estás pensando en darle la oportunidad… –preguntó de manera sutil el moreno, mirándolo.

–No sé, me pregunto qué podría pasar si me empieza a interesar más… si Zeus no le gusta de todas formas, o si sucede algo de pronto…

–¿Qué podría suceder? –le preguntó entre intrigado y nervioso por el tema. Tal vez sí que le gustaba, estaba pensando mucho en él.

–No sé, lo que sucede entre dos personas de pronto, que te besas o algo así –movió el hombro, incómodo, levantándose después para bajarse en el puerto.

–Te gusta, ¿no? Estás pensando mucho… –comentó bajándose tras de él, un poco serio. Claro, tenía sentido.

–Siempre lo doy muchas vueltas a todo, eso es porque pienso mucho y hablo poco. Aunque sí que hablo contigo.

–Sí, me pasa algo así. No soy de hablar mucho… –le sonrió, aunque pensando que sí había sido rápido para rechazar su oferta hipotética de la noche anterior.

–A lo mejor somos familia –se rio, masticando el chicle y escupiéndolo porque ya no sabía mucho, pegándole una patada antes de que cayese al suelo.

–Sí, a lo mejor. Después de todo, es una isla pequeña –se rio, negando con la cabeza –, aunque yo no nací aquí.

–No, pero si tu madre era de la familia de tu abuela, seguimos siendo familia –se estremeció un poco, pensando que tenía frío y escondiendo los labios tras la tela de nuevo –. A ver si mañana no están todos raros. ¿Vendrás por la noche?

–Sí… Sí iré –asintió nervioso por esa decisión –. ¿Nos reuniremos en el puerto?

–Ni idea, supongo que lo hablamos por la mañana en clase –se separó un poco, dirigiéndose al camino que llevaba a su casa –. Nos vemos mañana, ciao.

–Vale, no pienses demasiado –se despidió sonriendo, aunque poniéndose serio en cuanto se dio la vuelta. No estaba seguro de si debía ir después de todo. Si Roi iba a estar pendiente de Jari, y para colmo con Zeus lanzando miraditas…

Vargas regresaba del bar y se quedó mirándolos desde atrás, pensando que si venían de trabajar, desde luego lo hacían hasta demasiado tarde para ser estudiantes, debía ser duro.

–Eh, Ash –lo llamó desde atrás.

–¡Ah! –se sobresaltó el chico, frunciendo el ceño luego por haberse asustado. Se giró, saludándolo de manera simple –Profesor.

–Qué frialdad, ¿tan mal te caigo?

–¿Eh? Así… soy –se encogió de hombros preguntándose qué hacía por ahí a esas horas de todos modos.

–¿Vienes de trabajar? –le preguntó mientras cogía un cigarro y se lo apoyaba en los labios, caminando con él hacia su casa.

–Sí… Trabajo en la ciudad –le explicó como si no fuera obvio.

–¿Y qué haces? Acabas muy tarde –se miró el reloj en la muñeca, sin preguntarse si era indiscreto siquiera.

–Soy mensajero, es lo normal considerando la hora a la que entro a trabajar –le contestó mirándolo –. ¿Qué hace a esta hora?

–Necesitaba tabaco… –le mostró el cigarro como para hacer lo que decía más gráfico –¿Y tus padres?

–Murieron, vivo solo… –le contestó preguntándose si realmente creía que si tuviera padres estaría trabajando así. Bueno, sus abuelos tampoco estarían para trabajar a decir verdad.

–Lo siento… –se llevó el cigarro a los labios de nuevo, caminando en silencio por un rato. Había pensado que tal vez no ganaban lo suficiente simplemente.

–No importa, no los conocía –se encogió de hombros mirando hacia delante y metiéndose las manos en los bolsillos –. ¿No se está quedando en el internado?

–No, vivo en la casa de mis padres, pero está hecha un desastre, voy a tener que reparar unas goteras, tirar cosas y… limpiarlo todo. Puedes venir a ayudarme si quieres –se rio.

–¿La casa de sus padres? ¿Es de aquí? –lo miró asombrado, más aún porque hubiera decidido regresar luego de haber escapado.

–Sí, bueno… me fui a la universidad y no regresé nunca más, hasta ahora –sonrió un poco, alzando una ceja –. No me trates de usted.

–¿No? Bueno… –negó con la cabeza –Yo no hubiera regresado.

–Hum… yo tampoco, pero las cosas no me estaban yendo bien y esto ha solucionado mis problemas de fondos –miró las ramas y sujetó una hojita, arrancándola.

–Oh… –comentó simplemente el chico bajando la cabeza. Le preocupaba que ese fuera a ser su futuro, si lograba salir de allí –¿Por qué profesor?

–Estudié literatura, y luego arte dramático, estaba tratando de ser actor, pero las cosas no son sencillas… si me hubiera dedicado a ser profesor desde un principio, las cosas me habrían ido mejor. Bueno, todavía estoy a tiempo, me iré de nuevo en cuanto tenga otra plaza fuera.

–Ya… no puedo decir que no lo comprendo. Mi meta es irme de aquí. Cuando me gradúe, me mudaré a la ciudad –le confesó, mirándolo con algo más de atención.

–¿Vas a estudiar? Deberías… hay becas que pueden solicitarse, y tu media es buena. ¿No os informan de nada, no?

–Yo no creo que sea tan buena como para eso. Además, tendría que seguir trabajando de todas maneras. No podré concentrarme en estudiar.

–Hay mucha gente que estudia y trabaja en la universidad. Yo lo hacía, trabajaba de camarero, y me daban muchas propinas además, hasta podía permitirme algún lujo. Las becas te las dan si apruebas todo y no tienes unos ingresos mínimos, que creo que es tu caso, además eres huérfano… te la darían. Eres un pesimista, deberías haber solicitado una ya. Lo haré por ti, mañana te llevo los papeles.

–No… No decidas por mí –se quejó mirándolo como molesto, aunque lo cierto es que lo había entusiasmado un poco, pero le daba vergüenza admitirlo. Nunca había aspirado a nada realmente –. Además, no sé lo que podría estudiar.

–También te puedo ayudar con eso –se rio con el cigarro entre los labios, pensando que era un transparente –. ¿A qué hora entras a trabajar? ¿A las cinco, seis?

–A las seis. Por lo general, tengo tiempo de comer algo o dormir antes de irme –lo miró preguntándose por qué lo ayudaba tanto. Tal vez porque comprendía su situación.

–Entonces sí puedes venir a la clase de teatro, sólo hay que hacerla después de comer. Si se come a las dos, la hacemos de tres a cuatro y puedes dormir un rato igual. Sé que quieres… –sonrió, mirando luego a las casas delante de él.

–Pero no seré bueno… Sé que no –negó con la cabeza, seguro de que se moriría de la vergüenza.

–Qué negatividad… yo creo que sí. ¿Te está gustando la novela? –siguió acompañándolo, ya que de momento iba de camino a su casa, aunque se preguntaba si viviría muy lejos.

–Sí, bueno… es algo parecido a esto, ¿no? Me refiero a un ambiente cerrado y eso… –comentó enrojeciendo y mirando a otro lado, no estaba acostumbrado a conversar tanto.

–Yo creo que sí, por eso la escogí, pensé que lo sentiríais más cercano. A mí me gustó leerla, supongo que estabais esperando “El Quijote”, de hecho era uno de los libros que estaban en la lista de lecturas que debíais hacer este año, pero yo pienso que ya sabéis de sobra de qué trata, y es mejor estar al día de la literatura actual. No vais a tener una buena conversación sobre el Quijote ahí afuera, eso es seguro –se rio para sí, imaginándose a dos en un Púb, hablando de Sancho Panza.

–No lo sé, depende de si sale una película –se rio, aunque no iba al cine desde hacía años. Se cubrió la boca, enrojeciendo y desacelerando un poco ya que estaba llegando a su casa. ¿Habría decidido acompañarlo, o qué? –De todas maneras, me es difícil leer en casa, suelo quedarme dormido.

–Supongo, debe ser estresante para ti, a tu edad, además de que no debes tener mucha vida social –casi pensó en alto –. Yo vivo ahí –le señaló.

–No… ¿Eh? –miró a la casa que estaba al lado de la suya, parpadeando –Yo… vivo ahí –señaló.

–Así que somos vecinos… –se quedó pensando en las personas que vivían al lado cuando era niño. ¿Así que era familia de ellos? Pues no se parecía en nada –¿Has cenado?

–No, aún no, pero puedo calentarme algo –le aseguró por si acaso, apartándose ya porque ahora estaba rojo y se preguntaba cómo iba a hacer si vivía al lado.

–¿Seguro? Mira que tengo comida del internado –lo miró, preguntándose por qué se ponía rojo por eso, a lo mejor porque era su profesor.

–Bu… bueno… si no es molestia –aceptó evaluando aquello versus el tradicional sándwich que solía prepararse.

–Si a ti no te molesta que haya cajas por todos lados, una capa de polvo que puede cortarse con cuchillo y haga frío… no –se rio, sacando las llaves, ya que él las usaba por costumbre. Aquellas viejas casas sólo tenían chimenea, pero él ya había dejado algunos radiadores encendidos, y se sintió aliviado al notar que no hacía frío como el día anterior.

–No, mi casa es algo así, sólo que sin cajas. No tengo tiempo de limpiar –le aseguró, abrazándose a sí mismo y sintiendo aquel calor como algo sumamente agradable.

–Hoy se está mejor –se quitó la cazadora y la dejó por ahí, abriendo el recipiente donde había guardado la comida y metiéndolo en el microondas para calentarla, lo miró un momento –. No hace frío ahora, ¿no?

–No, no aquí adentro –se quitó la cazadora, doblándola sobre un brazo y mirando a su alrededor. Efectivamente se notaba que aún no había desempacado –. ¿No te sería más fácil quedarte en el internado? Si de todos modos te vas a traer la comida…

–No, necesito intimidad, ya sabes –le cogió la cazadora de la mano y la puso sobre la suya, separando una silla para que se sentase, pensando que era un vergonzoso.

–Sí, comprendo –asintió sentándose y pensando que no comprendía nada realmente, pero aquello se sentía extraño.

El moreno lo miró y sonrió un poco.

–Que allí no puedo llevar a nadie, eso.

–Oh, yo… no pregunté –se excusó enrojeciendo violentamente y mirando a otro lado, sacándose los guantes ahora y colocándolos en el bolsillo trasero de los desgastados jeans.

–Ya… –se rio, sirviendo el guiso en dos platos y apoyándolos sobre la mesa, tomando dos vasos y una cerveza además de la botella de agua –. Supongo que estaría mal darle alcohol a un estudiante.

–No soy un estudiante ahora –negó el chico, empezando a comer ya que tenía hambre a decir verdad. El hecho de haber dormido un poco en el viaje se la había acrecentado.

Vargas le acercó la lata de cerveza y cogió otra para él, preguntándose si pasaba necesidades, después de todo, a saber si cobraba una miseria. Bueno, no es que él fuese rico para no saber lo que era eso.

–No me culpes si luego te duermes y abuso de ti.

–No digas eso –se quejó abriendo la cerveza y bebiendo un poco –. Además, me iré cuando haya comido, es tarde…

–Qué aprovechado… –sonrió, apagando el cigarro y empezando a comer también, decidiendo que era divertido meterse con él, tal vez demasiado divertido, así que mejor se controlaba un poco si no quería que luego le perdiese el respeto en clase, si es que le tenía alguno.

–No quise decir eso –se excusó, enrojeciendo de nuevo, realmente no había querido sonar grosero –. Es que… estoy cansado.

–Ya sé, sólo quería meterme contigo un poco –alargó el brazo y le revolvió el cabello –. ¿Roi trabaja contigo? Se llama Roi, ¿no?
–No… Digo, sí –se corrigió exhalando –. No trabaja conmigo, trabaja en el puerto.

–Ya… –se subió un poco las gafas, pensando que trabajar en el puerto era muy duro, tal vez por eso las notas pésimas –. ¿Sois muy amigos?

–Algo… En realidad es porque viajamos juntos todos los días y ambos somos del pueblo. Tenemos eso en común, pero… Bueno, creo que sí somos bastante amigos –asintió enrojeciendo un poco sin embargo y procediendo a comer de nuevo.

–¿Te gusta? –se rio, observando sus mejillas.
–Yo no he dicho eso –lo miró sobresaltado, comiendo más guiso luego como si fuera lo más importante del mundo. ¿Tanto se le notaba?
–Pero te has puesto rojo… –le tocó la mejilla con un dedo, molestando.

–Hace frío –se quejó cubriéndose la mejilla y tomando un trago largo de cerveza luego.

–¿Quieres una chaqueta? –se aguantó la risa, aunque sonreía de todas formas.

–No, estaré bien, ya se me pasa –lo miró con sospecha, decidiendo cambiar de tema –. ¿Por qué no estás casado?

–Porque… no lo sé, supongo que no he encontrado a una persona que merezca la pena y tengo mucho amor que dar –se rio un poco, pensando que era una respuesta extraña.

–¿Mucho amor? –se encogió de hombros pensando que le recordaba a Zeus, aunque sus personalidades eran distintas. Lo miró de pronto pensativo –¿Qué piensas? Si a un chico le gustas, pero a tu mejor amigo le gusta él… ¿Qué harías?

–Ir a por él, ¿y si esa es la persona de mi vida? De todas formas es el otro chico el que decide quién le gusta, y no mi amigo, o yo. ¿No crees? –lo miró, pensando que obviamente debía ser su caso.

–No lo sé, creo que la amistad es importante, pero supongo que si estás enamorado es otra historia –contestó mirándolo y pensando que todo parecía muy sencillo para él.

–No saldría con el novio de un amigo, pero si nos gusta a los dos…Bueno, yo no dejaría de ser amigo aunque perdiese, hay que saber encajar las derrotas deportivamente. ¿A quién más le gusta Roi? ¿Así que es el chico popular?

–¿Cómo que a quién más? No he dicho nada, era una situación hipotética –se quejó, bebiendo cerveza ahora ya que se había acabado la cena.

–Ya, ya… –se rio, bebiendo también y pensando en esa época en la que le preocupaban esas cosas –Pues sí es guapo Roi, a lo mejor me gusta a mí también.

–No lo creo –se rio el chico imaginándose la cara de Roi si llegaba a escuchar eso –. No eres su tipo.

–Ya me has roto el corazón –bromeó, sonriendo un poco –. Tampoco es mi tipo, la verdad.

–Te gustan las mujeres, ¿verdad? –le preguntó ya que tenía cara de don juan y se estaba sintiendo más relajado a medida que bebía aquella cerveza.

–A mí me gustan todos, si se ven bien, las mujeres y los hombres. ¿A ti no? Es lo más sano –se rio, pensando que no debía decirle esas cosas, luego se las contaría a todos por ahí, aunque seguramente nadie le iba a creer.

–No, no lo es –negó con la cabeza, suspirando, y bajándola luego.

–¿Por qué? ¿No es normal que te gusten las cosas bonitas?

–Esas cosas no se deben tomar a la ligera. No es algo de apariencias solamente –lo miró por un momento, bebiendo más y pensando que debía irse.

–Depende de tu objetivo… si sólo quieres pasar un buen rato, con las apariencias es suficiente, pero tú eres muy joven y tierno aún.

–Aj… Es tarde, mejor me voy a mi casa –se levantó un poco rojo, buscando su cazadora con la mirada –. Gracias por la cena.

–No hay que darlas –se levantó, sonriendo y acompañándolo a la puerta, preguntándose si se había molestado. Le apoyó la mano en el hombro –. ¿Te has enfadado?

–No, sólo estoy cansado –contestó mirándolo por un momento y luego añadiendo –, pero no soy tierno.

–Eso es tierno –le dio un beso en la mejilla y se rio, soltándolo –. Descansa.

–Sí… –lo miró cubriéndose la mejilla, rojo de nuevo y apartándose luego –. No lo soy –refunfuñó mientras se alejaba hacia la entrada de su casa.

–Lo eres –murmuró para sí sonriendo.


Continua leyendo!

 
 

Tambien puedes dejar tus comentarios y opiniones en la sección de este fic en el foro foro yaoi

yaoi shop, yaoi t-shirts, uke t-shirts, wings on  the back