Capítulo 6- An Angel in Hell,
A Demon in Heaven
Unos días habían transcurrido y Dios se había
dedicado a los problemas de la tierra, tratando de alejar sus pensamientos
de Luzbel, a quien tanto echaba de menos y sin el cual se sentía
tan solo. Sólo había sido dolor y pesar desde aquel
momento en que lo había traicionado y no había señas
de su arrepentimiento.
Por ese mismo motivo había decidido brindarle al hombre
una compañera a su imagen, que lo acompañase. Pero
también quiso probar la fidelidad de su nueva raza y con
ello dispuso un árbol y les prohibió comer de sus
frutos. Les ofreció el derecho sobre todas las demás
cosas a la tierra y la tarea de cultivarla a cambio de la inmortalidad
y gracia.
Pero en el infierno aquello no había pasado por alto y Samael
se aproximó aquel día a Lucifer para tratar con él
su venganza sobre Dios y sobre los hombres.
- ¿De qué deseabas hablarme Samael? – le preguntó
el demonio serenamente, bajando de aquel trono que habían
dispuesto, para detenerse frente a él. En realidad, aquel
trono sólo le traía dolor y odio, no lo utilizaba
para sentirse poderoso, si no para recordarse de la razón
de su furia, del motivo por el que estaba allí.
-De nuestra venganza…- el moreno se paró de pie frente
a él y agitó las alas a su espalda –Dios le
ha otorgado a los hombres la tierra como dominio… les ha dado
el derecho sobre todas las cosas que hay en ella… pero yo
sé cómo hacer que Dios pierda la fe en los hombres
y los destierre del Edén… he tenido una idea…
que demostrará a Dios cuan débiles son los humanos…
lo traicionarán… y los castigará… aún
más duramente… estoy seguro….
Lucifer sonrió, acariciando su rostro. – Es algo bueno
que estés de mi lado.... Es una idea genial. Hagamos caer
a sus preciosos humanos. Quiero ver qué hace entonces.....
- Los castigará, lo acaba de decir Samael.... – se
rió Sariel, entrando a aquella sala y guindándose
de Samael como era su costumbre.
- Eres irrespetuoso, Sariel. Por lo menos, podrías anunciarte....
– lo riñó el moreno, aunque en realidad no le
molestaba.
- Es que si me acostumbro a anunciarme, luego me equivocaré
cuando esté allá arriba y ya no conseguiré
este tipo de información. La verdad..... es que los humanos
son una especie muy aburrida. No sé cómo lso demás
pueden observarlos todo el tiempo.... no hacen nada.
-Son patéticos, ángeles y humanos… es por ello…-
Samael agitó las alas apartándolo de él molesto
y mirándolo de soslayo. Aunque no lo, de hecho lo apreciaba
y aún más su tarea como espía entre el cielo
y el infierno. Observó a Lucifer a los ojos y susurró
–Camadai…- llamando al demonio.
Un ángel caído de alas translúcidas y piel
casi azulada por su brillo caminó avanzando hasta el trono
de Lucifer y se postró a sus pies besando una de sus manos
y arrastrando los labios, dejando entre salir su lengua rozándola
antes de levantarse de nuevo observándolo con sus ojos azules
como el agua.
-Camadai se ocupará de ello si lo permites… es el
más adecuado…- aseguró mirando después
al otro.
- Camadai podría seducir a una roca si así lo quisiera
– aseguró el ángel de cabellos violeta, revoloteando
aún alrededor de Samael y finalmente quedándose quieto.
- Sí.... creo que has elegido bien, Samael. Y tengo total
confianza en ti... – Lucifer miró a Camadai a los ojos,
con los suyos propios que aún mantenían algo de aquel
brillo dorado por sobre el rojo que ahora los distinguía
y dio un paso adelante, besándolo en los labios, como dándole
su permiso.
Camadai deslizó la lengua entre sus labios pasando los dedos
entre su cabello para besarlo profundamente y sonrió retirándose,
caminando de espaldas sin apartar la mirada de sus labios. Samael
lo observó con indiferencia y después a Lucifer –Hará
que los hombres prueben el fruto prohibido…
El demonio azulado se volteó y se quedó observando
a Sariel. Le sonrió entreabriendo los labios lentamente -¿Tú
me vas a ayudar a pasar desde infierno a la tierra?- preguntó
aproximándose y observándolo como intrigado.
- Por un precio.... – le susurró el chico, jugando
un poco, y pegándose a él, riendo luego. – Por
supuesto que sí. Será fácil, sólo tengo
que crear una distracción.
-Una distracción...- inclinó un poco la cabeza a
un lado y después la bajó para poner los labios a
su altura sujetándole la cintura con la mano -¿Qué
clase de distracción?- preguntó insistiendo curioso
y rozando sus labios contra los del ángel mientras le hablaba
–Demuéstrame… cómo puedes distraerlos…
¿me lo mostrarás? Por un precio…
Samael los miró de soslayo de nuevo y se aproximó
a Lucifer –Lograremos salir de ese confinamiento… y
cuando lo hagamos… mataré a Auriel… el guardián
de las puertas del cielo…- expuso como advirtiendo que no
obedecería una orden contraria.
- Si eso es lo que deseas, no te detendré – le aseguró,
serio, comprendiendo demasiado bien su orgullo lastimado y su sed
de venganza. – Y si te encontrases con Miguel, eres libre
de destruirlo también, aunque.... no creo que logre llegar
a ti antes de que yo llegue a él. – sonrió nada
amigablemente, observando a los otros dos por un momento.
- Por un precio.... pero si nos cobramos mutuamente, nos cancelamos
– se rió Sariel, extendiendo sus alas del color de
la zarzamora y rodeando el cuello del demonio. – Es fácil,
les diré la verdad, o parte de ella, que un demonio ha infiltrado
el cielo, que lo vi..... cerca del lado contrario al que tú
irás. Nunca pensarán que intentes entrar al Paraíso.
Todos correrán a proteger a Dios. Incluso.... puedes lastimarme,
así será más realista, pero nada muy serio
ni muy doloroso, ¿eh? – le pidió un tanto nervioso
por aquello a pesar de ser su propia idea.
-¿Lastimarte?... No, no mucho… - susurró con
suavidad, impaciente con la idea, lamiendo el borde de sus alas
y besándolo profundamente, lamiéndole la lengua con
fuerza antes de apartarse de él lentamente
Samael se inclinó un poco sonriendo para sí mismo
y cubriéndose aún más el rostro con el cabello
mientras salía –Camadai…- lo llamó haciendo
que el otro lo siguiera deslizando los dedos por una de las alas
de Sariel mientras se distanciaban.
Lucifer se acercó a Sariel abrazándolo por detrás,
sonriendo al ver la cara de interés en los otros dos, que
tenía. – Por ahora regresa al Cielo, o sospecharán...
Si no quieres quedarte a vivir aquí.
- No lo sé, no sería tan malo... – se rió,
aún así, echándose a volar hacia la puerta
y pasando entre los otros dos, revolviéndoles el cabello.
- Lo sería para nuestros planes – murmuró Lucifer,
volviendo a sentarse, suspirando.
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