Capítulo 24
Keep Me Coming Back for More
– Murakami-san... – Tsubasa sonrió, llevando la
botella a los labios del moreno para que bebiese, pegándose mucho
con su cuerpo. – Ya te estaba esperando...
–Interesante… – el moreno sujetó la botella y bebió
un poco, pese a que le gustaba mucho beber alcohol y de hecho,
lo hacía de forma continuada pero quería probarlo. –B ebe tú también…
querías celebrarlo ¿no es así?
– Por supuesto... – sonrió, bebiendo una gran cantidad
de la botella, sin dejar de mirarlo a los ojos. – Lástima que
los clientes no envíen sus fotos con antemano, si te hubiera visto,
yo mismo habría ido a buscarte.
– Me lo han dicho otras veces… tengo esa suerte…–
se rió sin dejar de mirarlo a los ojos también, girándose de medio
lado en el sillón para verlo mejor. – ¿Cuántos años hace que trabajas
aquí Tsubasa? ¿O debería tratarte de usted? Pareces demasiado
joven para eso…
– No, por favor... No hay necesidad de formalismos...
– hizo un gesto con la mano como rechazando aquello, sonriendo
aún. – Llevo tres años trabajando aquí, me ha ido bien, podrías
decir.
– Sí, lo he notado… tienes muchos admiradores… me
ha complacido ver eso…– lo siguió mirando a los ojos fijamente,
aún sonriendo con el mismo gesto. –Dime… ¿vas a hacer que me entretenga?...
Eres un experto… ¿te gustan los retos? ¿O tal vez dañan demasiado
tu ego?... – se sacó el cigarro de los labios, dejando salir el
humo y cogiendo la copa de champán para beber lo que aquel rubio
había servido antes.
– Mi ego... Mi ego no puede ser dañado... – sonrió,
sentándose sobre él a horcajadas, y acariciando su pecho. – Y
¿qué es lo que te entretiene a ti? No me pareces del tipo que
disfruta el karaoke, aunque tengo una bonita voz... O eso me han
dicho... Podemos jugar algún juego interesante.
– No voy a decirte lo que me entretiene y lo que
no… eso es tu tarea averiguarlo…o buscar el modo de que yo te
lo diga…– lo miró a los ojos, riéndose un poco por su atrevimiento
y llevándose el cigarro a los labios de nuevo. –Y por si aún te
lo estás preguntando… no recuerdo haber cantado jamás… ni el cumpleaños
feliz…
– Lástima, me gusta tu voz, es fuerte, varonil...
– sonrió un poco más, recostándose contra él. – Bueno, permíteme
que te sugiera algo... una versión propia del juego de la verdad.
Con la diferencia de que cada vez que yo no te quiera responder,
me quitaré algo de ropa. Tú, por el otro lado, sólo tendrás que
beber una copa de champán... ¿Te parece injusto?
– Sólo si piensas detenerte cuando sea demasiado
comprometido… Porque he pagado dos horas contigo y tenemos mucho
tiempo para decir mentiras…
– Te diré esto... puedo ser muy sincero, ¿sabes?
– lo miró a los ojos, sonriendo. Que lo viera desnudo, no era
algo que le importase mucho, siempre y cuando él tuviera control.
– Adelante… veamos si eso me divierte… Puedes comenzar
tú… Soy un caballero… – se sacó el cigarro de los labios y le
tocó el pecho.
– Bien... empecemos con una fácil. ¿Hubo algún motivo,
a parte de mi ranking, por el que me eligieses a mí? – le preguntó,
sonriendo, curioso.
–Me gusta tu mirada– sujetó el colgante que llevaba
en el pecho, observándolo. – ¿Cuál es el regalo más caro que te
han hecho?
– Una escultura... con diamantes... – le contestó
sinceramente. – ¿Tienes amante o pareja?
– No– Sentenció, sonriendo ligeramente. No pensaba
darle más información de la necesaria. – ¿Por qué eres host?
– Porque me agrada... – se rió, notando cómo contestaban
ambos. – ¿Por qué vienes a ver a un host?
Murakami se rió entre dientes y bebió un poco por
su propia cuenta. – ¿Se supone que preguntes algo más? ¿O debería
seguir yo de cualquier modo?
– No, no te quito el turno... – le deslizó un dedo
por la mejilla, jugando. Así que no le quería decir eso... – Pregunta...
– ¿Estás enamorado?...
Tsubasa sonrió relamiéndose por un momento, y poniéndose
de pie, quitándose la chaqueta con cuidado, contento de haberla
llevado ese día. En realidad no estaba enamorado, pero quería
jugar un poco con él.
El moreno lo miró, fijándose en cómo se dibujaba
la camisa fina en su cuerpo sin ningún recato, fumando tranquilamente.
–Es tu turno ¿no?... – no le interesaban mucho los chicos enamoradizos
para su local. En realidad acababa de perder un poco su atención.
– Cierto... ¿Estás tú enamorado? – le preguntó,
imaginando que no le contestaría, pero aún así le parecía interesante
ver lo que no contestaba.
–No– sentenció. – ¿Estás enamorado de un cliente?
Tsubasa se rió, sentándose a su lado, y mirándolo.
– Eso es trampa... intentas que conteste a la otra pregunta...
pero no – cedió, acercándose más y colocando una mano en su pierna.
– ¿Alguna vez... has estado enamorado?
– No…– observó su mano y luego sus ojos. – A ver
dónde tocas Tsubasa… no seas un mal chico… – murmuró con el cigarro
en los labios. – Estoy seguro de que tú eres mucho más fino y
no necesitas usar esos métodos… – lo miró casi desafiante. – ¿Lo
has estado tú?
– Sí – retiró su mano, sirviéndose algo de champán
en una copa. – Sólo es tu pierna Murakami-san, tampoco como...
– sonrió, mirándolo de soslayo. – ¿Has tenido muchos amantes?
– No, ninguno… Si te refieres amantes y no a sexo
de pago… nunca he tenido ninguno…– se rió por lo que le había
dicho de la pierna. –No tengo tiempo para eso… ¿Acabó mal?....
Tsubasa lo miró por un momento, pensando en no contestarle
y finalmente sonriendo de nuevo, tomando la ruta indirecta. –
Es lo que sucede cuando te enamoras de idiotas... – terminó de
beberse la copa, pensando en qué podía preguntarle para desviar
aquel tema. – ¿Qué es lo más extravagante que has hecho en tu
vida?
– ¿Extravagante? Hacérselo al director de mi escuela
tras la graduación… Nada importante… ¿Crees que todos los demás
hombres son idiotas ahora, Tsubasa?
El chico evitó mirarlo por un momento, por no revelar
lo que estaba pasando realmente por su mente. Ya no le interesaba
si eran idiotas o no, no tenía sentido. – No creo que tú seas
idiota... – le sonrió nuevamente, mirándolo y cruzando las piernas.
– ¿Te sientes entretenido?
– Es interesante… pero responde a mi pregunta, eso no es lo que
te pregunté Tsubasa… Si no respondes, tendrás que quitarte una
prenda…fue el trato… Me pregunto qué diría tu jefe si supiera
que haces esto en los privados… ¿Lo haces habitualmente o debería
considerarlo un honor?
– Deberías considerarlo un honor, mis juegos siempre
son originales, Murakami-san. Y mi jefe... me gritaría mucho,
es la verdad. – suspiró, pasándose la mano por el cabello. – Bien,
ya que no estás satisfecho, te diré qué haré. No, no considero
que todos los hombres sean idiotas, ya que no considero que tú
seas idiota y eres un hombre, definitivamente. Y además... – se
quitó la camisa para apaciguarlo, o hipnotizarlo. No estaba muy
claro por la manera en la que se movía. – ¿Estás más contento?
Murakami se rió, observándolo y apagando el cigarro
cogiendo otro y apoyándoselo en los labios. – Yo siempre estoy
más contento cuando se desnudan para mí. De otro modo sería estúpido…
¿Te acuestas con los clientes a menudo?
– No, no a menudo– contestó, más tranquilo, observándolo
a los ojos. – ¿Deseas acostarte conmigo?
– No estaría mal supongo pero no lo preguntaba por
eso…– se rió, observando su forma de mirar. – Eres interesante,
Tsubasa… – cogió su camisa y se la puso por encima de los hombros.
– Vístete… No queremos que Tatsuya-san se ponga de mal humor de
nuevo ¿verdad?... ¿Tenéis días libres aquí?
– Sí, uno a la semana., ¿eso cuenta como pregunta?
– se rió, metiendo los brazos en las mangas de la camisa y abrochándose
unos cuantos botones. – No te pongas nervioso, sólo jugaba, no
era un ofrecimiento...
– Estoy tan nervioso…– se pasó la mano por la parte
de atrás del cabello negro. – No cuenta como pregunta… podría
haberle preguntado eso a tu jefe… Sólo cuentan como preguntas…
las personales… como… ¿Quién es ese que te gusta?
– Pero ya no responderé... porque me puse la camisa,
¿ves? Y sería trampa, Murakami-san... – bromeó, acercándose. –
Nos queda mucho por beber...
– Eres un poco mentiroso, Tsubasa… ¿no sabes que
las mentiras son malas? Después nadie te creerá aunque digas la
verdad…– se sacó el cigarro de los labios y bebió de la botella
directamente, dejándola vacía sobre la mesa y abriendo otra. –
Seguro que eres una persona muy solitaria… Seguro que no te ves
tan guapo como los demás te vemos… ¿verdad?
– Eso quiere decir que me ves muy guapo, mucho más
de lo que yo pensaba... – bromeó, notando por donde quería ir
y desviándolo, sujetando su botella para ayudarlo a beber un poco
más. – No digo mentiras, sólo es un juego, y respondí a casi todas
tus preguntas, ¿no es así?
–Así es…– lo hizo beber a él, alzándole la cara
un poco y sujetando la botella. –“Te voy a hacer un regalo mucho
más caro que esa escultura”– le susurró al oído mientras lo hacía
beber. Apartando la mano con la botella y el cigarro, dejándolo
en el cenicero y girándole la cara hacia la suya. Metiéndose la
mano en el bolsillo del pecho del chaleco y entregándole su tarjeta.
–El pasaje para salir de aquí… ¿lo quieres?
– Sólo si es a un lugar mejor... – le sonrió aceptando
su tarjeta y leyéndola. – Murakami-san... ¿realmente te gustan
tanto mis ojos?
– Tal vez… eres un buen host… y el éxito no se consigue
solo ¿verdad? Por algo ha de ser… Será un lugar mejor, te lo aseguro…
pero en realidad no estoy aquí por eso… Estoy aquí porque estoy
buscando a alguien que lo dirija… ¿Qué vas a decirme de tus compañeros?
Incluso de tu jefe…– preguntó probándolo en cierto modo.
– Ya sabes lo que voy a decirte... Que yo haría
un mejor trabajo – se rió, sin sentir ninguna culpa. – Pero en
realidad... no puedo negar que ha sido agradable trabajar aquí...
Tatsuya no me molesta demasiado, tengo tiempo libre, y en cuanto
a mis compañeros... Mientras no se metan en mi camino, nos llevamos
bastante bien. – comentó, su mirada agudizándose por unos segundos
apenas. – Pero yo siempre estoy buscando la manera de ir más allá.
No soy alguien que se conforme...
– Ya veo… ¿y ese chico rubio que tenía a tantos
clientes alrededor?
– Ese chico... no es nada, apenas acaba de comenzar.
No tiene idea de cómo tratar a los clientes. – comentó, serio,
intentando relajarse luego y bebiendo un poco más. – No creo que
dure mucho.
– Pero a ti no te gusta…– sonrió entrecerrando sus
ojos verdes mientras lo miraba. – Y si no te gusta es porque te
molesta… Tú mismo lo has dicho antes… ahora es cuando sacas las
uñas… – le tocó el cabello con las puntas de los dedos sólo para
ver cómo reaccionaba ahora que estaba alterado.
El chico permaneció calmado por fuera, aunque un
poco serio, bebiendo. – No me gusta, no es mi tipo... – sonrió,
fingiendo un poco. – Es un poco torpe, es todo.
–“Lo odias”– le susurró al oído sonriendo levemente.
–Me gusta tu actitud… Tal vez te lleve a Tokio conmigo para que
veas el local…
El rostro del chico se iluminó de verdad, volvió a tocar la pierna
del moreno juguetonamente. – “Me encantaría”
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